La semana pasada ha sido pródiga en la divulgación de nuevos hallazgos científicos que confirman que las células madre adultas son la gran promesa de la emergente medicina regenerativa, en contraste con la completa inutilidad de las células embrionarias, a las que, con todo, el Gobierno de España ha seguido dedicando este año importantes subvenciones económicas. Además, la Administración española está dando la espalda a determinados convenios internacionales sobre bioética y a la trascendental sentencia del Tribunal de la UE (caso Brüstle v. Greenpeace), cuya protección de los embriones humanos es inequívoca.
Estos esperanzadores hallazgos científicos han tenido amplia difusión gracias al espacio que les ha venido dedicando el influyente diario El País, paradójicamente un medio con una posición militante a favor de la experimentación con embriones humanos y que habitualmente ha tratado de ridiculizar las críticas a esta línea de investigación realizadas por los defensores de la vida humana.