A pesar de los premios recibidos (entre ellos, el Ratzinger de teología, en 2012) y del reconocimiento académico del que goza, Rémi Brague es un pensador casi desconocido por el gran público. Profesor de Filosofía Medieval en la Sorbona y especialista en filosofía judía y árabe, se ha propuesto repasar las grandes concepciones antropológicas, reflexionar sobre el sustrato cultural y religioso de Occidente y superar la deriva antihumanista de la cultura contemporánea.
Brague se presenta, modestamente, como “historiador de las ideas”. Ahora bien, aunque ha rastreado el origen y el desarrollo de las grandes tradiciones culturales, llegando hasta el presente, su objetivo no es la erudición. Según él mismo ha explicado, con su exhaustiva investigación sobre el despliegue y la dinámica de las ideas occidentales busca profundizar sobre el hombre y descubrir lo que proporciona sentido a su existencia.
No es de extrañar que este pensador, nacido en 1947 en París, haya recalado en la metafísica en uno de sus últimos libros –Les Ancres dans le ciel (2011)–, pues ha hecho una lectura de gran calado sobre la historia de las grandes religiones y su conexión con la filosofía y la civilización clásicas. Tampoco es casual que reivindique precisamente una mirada más honda para revertir el nihilismo al que, a su juicio, ha conducido la revuelta iniciada tras el fin de la Edad Media.